Esperar puede ser una experiencia divertida. Solo hay que encontrar el secreto.
Esperar a que llegue un paquete por correo; esperar en la cola del supermercado; esperar el pago de la nómina; esperar la respuesta a una oferta de trabajo; esperar en un atasco en hora punta, esperar los resultados de los análisis; esperar a la nota de un examen; esperar a que se haga el bizcocho… Si hacemos un rápido recuento de las veces que esperamos al día (y no digamos a lo largo de nuestra vida), podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que saber esperar es una obligación.
Entonces, ¿por qué a algunas personas les cuesta tanto?