Muchos padres suelen preocuparse por lo que consideran «problemas en el lenguaje” de sus hijos. Aunque cada niño evoluciona a su propio ritmo, saber qué es normal y qué no a esta edad puede ayudar a detectar precozmente retrasos y alteraciones del habla.
Una de las alteraciones más frecuentes en el lenguaje del niño son las llamadas dislalias: el niño no pronuncia correctamente uno o varios sonidos del lenguaje (los omite o los sustituye por otros). Por regla general, se considera que hasta la edad de seis años el niño no domina la correcta pronunciación de todos los sonidos del habla. Por consiguiente, no podemos afirmar que el niño sufra una dislalia o retraso porque con tres o cuatro años pronuncie incorrectamente algunas palabras. Es frecuente, por ejemplo, que simplifique palabras complejas mediante mecanismos de asimilación (de ahí, por ejemplo, que diga «fufanda» en vez de «bufanda»).
Sin embargo, algunos errores cometidos por niños de tres años, sí pueden indicar la conveniencia de solicitar la valoración de un especialista:
- Pronunciación del sonido /z/ en lugar de /s/ (ceceo).
- Guturalización del sonido /r/ (“gamo” en lugar de “ramo”).
- Sustitución de sonidos que se articulan en la parte posterior de la boca por otros que se articulan en la parte anterior (“gato” por “tato”).
- Omisión de la consonante al final de la palabra (“camió” en lugar de “camión”).