En Psicología y Logopedia BlaBla atendemos a muchas familias y niños que se inician en la difícil tarea de conciliar la vida familiar y la profesional cuando los niños son todavía muy pequeños. Las familias y nosotras mismas, como madres, nos planteamos cuestiones acerca del cómo, dónde y cuándo realizar la escolarización. Por suerte, a lo largo de nuestra andadura hemos colaborado con excelentes profesionales de la educación infantil que nos han acompañado en este aprendizaje mutuo. Hoy tenemos el privilegio de contar con Ana Jiménez, Maestra de Educación Infantil y Directora pedagógica de Wilka Los Nidos, escuela infantil bilingüe que acoge a niños de 0 a 6 años de edad.
Estas son las preguntas que le hemos planteado en esta ocasión:
¿A partir de qué edad recomendáis la escolarización? ¿Por qué?
A partir del momento en que las familias tengan necesidad de conciliar. Las mamás y los papás deberíamos poder elegir quedarnos con nuestros/as peques el mayor tiempo posible, pero debido a cómo está planteado el sistema, hemos de confiar en otras instituciones o personas para que nos apoyen en la crianza. De ahí la importancia de buscar un espacio que cubra asistencialmente todas las necesidades, con la formación, el número de personas y las instalaciones adecuadas, y que comparta nuestro método de educar (valorar el proyecto educativo y las personas). Recomendamos que sea siempre en un centro infantil ya que el personal está especializado y cuenta con recursos suficientes para poder favorecer el aprendizaje. También está el hecho de poder asistir a lo largo de todo el curso escolar sin fallar ningún día, como podría suceder en el caso de tener una persona en casa.
¿Qué aspectos se aprenden en el entorno escolar que no se pueden aprender en casa?
Los estudios científicos demuestran que durante los seis primeros años de vida es cuando el cerebro infantil tiene el máximo potencial. La escuela ayuda al niño/a a desarrollar todas sus capacidades, estimulando el aprendizaje y respetando los ritmos individuales. El niño/a aprende por sí mismo/a mediante un proceso natural siempre que se cumplan algunas premisas básicas como el respeto y el amor y que esté en un entorno propicio y acompañado por una persona que lo estimule, respete y se adapte a él. La convivencia es uno de los aprendizajes fundamentales para desarrollar todos los demás. A través de nuestra metodología de talleres favorecemos la interacción, lo que ayuda al niño/a a enfrentarse a situaciones, problemas y experiencias cambiantes de modo constructivo y positivo. También estimulamos la autonomía: les «dejamos hacer» para que se responsabilicen de cada comportamiento o situación y, de ese modo, aprendan y entiendan la parte que les corresponde.
Muchas familias han optado por no llevar a los niños a los centros. Estamos atendiendo, más que ningún otro año, a niños que han nacido en pandemia o que eran muy pequeñines cuando esta empezó y su desarrollo social y del lenguaje se ha visto afectado. ¿Cuál es vuestra percepción al respecto?
Hemos apreciado dos curiosidades: una son los bebés que se están criando con una mascarilla en el rostro que no permite ver las emociones, solo percibirlas, y que dificulta la interacción y fuerza a acompañarlas de otros recursos como gestos o enfatizar a través de la voz para que puedan entenderlas y decodificarlas. Y la otra son los peques en fase de socialización. Se les ha privado de relacionarse con otros niños en el parque, en las escuelas, en los colegios… y esto ha provocado un doble efecto, por exceso o por defecto. Algunos peques están deseando venir a la escuela y desde el primer día quieren quedarse y lo hacen contentos, sin dramas. A otros la adaptación se les está haciendo más larga de lo habitual ya que el compartir espacio y confiar les cuesta más de lo que estamos acostumbradas a ver.
En la intervención terapéutica con los niños y las familias remarcamos la necesidad de las rutinas diarias para favorecer los aprendizajes y también para aprender a romperlas y a adaptarse a los cambios. ¿Creéis que las rutinas ayudan al niño?
Entendemos como rutinas las que tienen que ver con la alimentación, el sueño y la higiene. El que les hablemos y vivencien lo que va a suceder después les ayuda a sentirse seguros, tranquilos, confiados y relajados, porque les permite anticipar lo que va a suceder y esos les relaja y ayuda a aprender
¿Cuáles son las ventajas de que los niños coman en el colegio?
Entendemos el momento de la comida como una fuente de salud y aprendizaje, como un momento para compartir, agradecer y estar juntos/as. Es importante la variedad y calidad de la alimentación, con una cocina propia, y olvidarse de comidas preparadas. La incorporación de alimentos ecológicos mejora y añade valor a este momento. Además, tenemos constancia de que a algunas familias les ayuda a liberar tensión en casa ya que los/as peques aprenden a comer de todo, o al menos a probar, y lo hacen de forma autónoma. Muchas familias nos preguntan «¿Cómo es posible que en casa no coma y en el colegio sí?» Pues porque es una actividad que hacemos todos juntos/as. No tenemos ninguna varita mágica que podamos compartir, sino que se trata de una parte más del día que nos gusta hacer en familia.
¿Cómo detectáis a los niños que tienen un desarrollo diferente al de los demás? ¿Cómo se trabaja en la escuela?
Todos tenemos capacidades diferentes, porque no hay dos personas iguales. En la escuela hablamos de convivencia más que de integración. Nuestra formación profesional especializada y los años de experiencia nos permiten intuir cuándo hay una dificultad de aprendizaje. Evaluar trimestralmente nos permite valorar la evolución, no solo del aspecto emocional y de relacionarse del niño, sino también desde el plano cognitivo y del aprendizaje.
Dado el enfoque de proyectos educativos como el nuestro, todos tenemos cabida en la escuela. Una metodología dinámica y que respeta los ritmos individuales nos permite aceptar de manera natural que todos poseemos capacidades diferentes, al igual que los/as peques. No hablamos de inclusión, sino de convivencia. Nuestro proyecto es un proyecto abierto, que da cabida a cualquier persona y busca los apoyos necesarios en estrecha colaboración con la familia, el equipo de atención temprana, fisioterapeutas, psicólogos, etc.
¿Qué actividades recomendarías en casa para estimular a los niños?
Jugar, jugar y jugar, con mamá y papá, o mamá y mamá, o los abuelos, observando, abriendo la mente para no interferir y convirtiéndonos un poco en niños. Fomentar el juego libre, en su forma más pura: no estructurado, sin objetivos, sólo por el mero placer de pasar el rato. Regalarnos tiempo para jugar juntos.
En el centro percibimos que las familias no cantan con los niños. ¿Tenéis la misma percepción en la escuela?
Sí, los padres cantan poco o casi nada. Es una pérdida de tradiciones, tradiciones que permiten a una madre calmar a su bebé mientras le mece. Además, parece que se añade la vergüenza. Nos cuesta romper esta barrera y darnos cuenta del poder que tiene la voz para calmarnos y calmar a los pequeños.
Estudios científicos demuestran que la música, la voz y el sonido tienen un gran poder para crear conexiones neuronales y aportarnos bienestar. Estos beneficios difícilmente se logran con la música de las pantallas. ¿Qué influencia crees que tiene el abuso de las pantallas en los bebés?
El uso debe ser puntual y cuanto más tarde mejor, ya que influyen de forma negativa en el desarrollo de la comunicación y el lenguaje. Particularmente, no lo recomendamos en niños menores de dos años. Tenemos muchos otros recursos que nos aportan aprendizaje e interacción con nuestros pequeños, como son la música, la danza, el dibujo, la lectura de cuentos…
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