El frenillo lingual es una banda fibrosa que une la lengua a la base de la boca. Si el niño recién nacido tiene un frenillo demasiado corto que limita el movimiento de la lengua, tal vez no pueda cogerse al pecho de la madre para alimentarse. En ese caso, se realiza una pequeña intervención de liberación del frenillo para que el bebé pueda engancharse al pezón materno y succionar correctamente.
En ocasiones el frenillo no es tan corto como para impedir una adecuada alimentación y la intervención se realiza más adelante si se observan dificultades en la deglución o en la articulación de los fonemas.
La frenectomía lingual, que es como se denomina el procedimiento quirúrgico de resección del frenillo, se practica hacia los 3, 4 o 5 años de edad.
Cuando los papás creemos que la lengua tiene un frenillo corto debemos acudir al pediatra o especialista para que determine la necesidad o no de una frenectomía.
¿Cómo podemos comprobar en casa que el frenillo es corto?
Haciendo que el niño mueva la lengua arriba, abajo y hacia los lados. Si el frenillo lingual es corto, la lengua adoptará la forma de un corazón invertido cuando trate de tocar la barbilla con la lengua. La línea media de la lengua, donde está tirando el frenillo sublingual, se verá claramente.
Aparte de la frenectomía que pueda aconsejar el médico, es importante la intervención logopédica pre y postoperatoria: preoperatoria para trabajar la lengua y aprovechar todas sus capacidades. Posoperatoria para alongar al máximo esa cicatriz y evitar su retraimiento.