Durante los últimos años, algunos estudios basados en la evidencia sugieren que las praxias orofaciales no son útiles para la rehabilitación del habla.
Las reacciones de los profesionales de la logopedia ante estas conclusiones han sido variadas, pero la impresión generalizada es la de que debemos replantearnos la utilización de las praxias en nuestros programas de intervención.
Las praxias orofaciales consisten en una serie de ejercicios realizados con los órganos bucofonadores que buscan optimizar el tono muscular, los movimientos y la coordinación de los mismos. Se han venido utilizando en el ámbito de la logopedia, acompañadas de los sonidos del habla o como ejercicio para instaurar patrones correctos, sobre la base de que favorecen el desarrollo del lenguaje y la comunicación.
Sin embargo, esto no es del todo correcto y las investigaciones parecen confirmarlo. El niño no empezará a hablar por el hecho de mover correctamente la lengua, porque el aprendizaje del lenguaje es un proceso mucho más complejo. Una praxia aislada tampoco hará que aprenda a pronunciar un fonema. Las praxias por sí solas, sin objetivos concretos ni supervisión profesional, terminan siendo una pérdida de tiempo e ilusión en la mayoría de los casos.
¿Significa esto que las praxias no sirven para nada?
Las praxias aplicadas con sentido común y seleccionadas específicamente para cada paciente, sí que sirven. En Psicología y Logopedia Bla Bla utilizamos las praxias como apoyo a los planes de intervención logopédicos y siempre como facilitadores para alcanzar objetivos concretos, claros y precisos. En ocasiones serán objetivos de fisiología de la deglución o la respiración y, en otros casos, la praxia con sonido se utilizará para lograr la articulación del fonema objetivo.
Los ejercicios miofuncionales cuyo objetivo es la adquisición de un fonema determinado se realizan siempre acompañados de ese fonema u otro próximo para facilitar esa adquisición. Cuando las circunstancias lo requieren, incorporamos las praxias para dotar de funcionalidad a la lengua o los labios y poder alcanzar el punto y modo de articulación.
Utilizamos las praxias puramente orofaciales, es decir, sin sonido fonémico, cuando el objetivo de trabajo es orgánico o queremos entrenar un patrón respiratorio o deglutorio adecuado (por ejemplo, restablecimiento de la respiración nasal, cerrado labial, control del bolo alimenticio, posición de la lengua en deglución, etc.).
Una parte importante de la intervención es que el paciente entienda por qué realiza determinadas actividades y cuál es el objetivo perseguido. El profesional realiza la valoración, diseña el plan de trabajo individualizado y da lo mejor de sí en las sesiones. Pero el trabajo diario es la clave del éxito y esto no está en manos del terapeuta. Por eso, además de la intervención logopédica en el gabinete, los profesionales de Bla Bla realizamos un gran esfuerzo para diseñar actividades y ejercicios orofaciales estimulantes que las familias puedan integrar en su día a día, ya que la automatización de los procesos perseguidos en el gabinete no es posible sin una práctica regular y sistemática. Sin la implicación paciente/familia no hay cambios. Pero este es otro tema que bien merece un artículo independiente.
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Este artículo de opinión se basa en nuestra propia experiencia. Puedes obtener información actualizada en numerosos artículos académicos publicados en la web. A continuación, te indicamos algunos de interés:
→ Revista EOS Perú: El habla y otros actos motores orofaciales o verbales. Una revisión.
junio 9, 2022
