Respetar la necesidad de movimiento
Los profesionales tenemos cada vez más claro que no debemos impedir el movimiento de nuestros niños con TDAH.
¿Por qué?
- Es complicado para la persona que carece de control inhibitorio sobre la respuesta motora dominar ese movimiento. El intento de hacerlo genera un malestar que, a su vez, complica otros procesos.
- El movimiento es una estrategia de regulación atencional que también es válida para quienes no tienen TDAH.
Al niño con TDAH le resulta complicado mantener la atención sostenida durante un tiempo prolongado, en parte porque necesita estímulos intensos para activar el sistema atencional y, además, que la intensidad de esos estímulos no decaiga.
Es fácil que al poco tiempo de iniciar una tarea empiece a decaer la atención y el niño o la niña, de forma intuitiva, ponga en marcha todo un repertorio de respuestas motoras cuyo propósito es reactivar el proceso atencional. Si prohibimos ese movimiento, lo más probable es que desconecte por completo de la tarea que está realizando.
Debemos entender, por tanto, que el movimiento es necesario. Lo que sí podemos hacer es ayudarles a buscar una estrategia funcional como, por ejemplo, utilizar cojines vibradores o pautar descansos, en función de la línea base (el tiempo que el niño puede mantener la atención en una tarea determinada), en los que realizará algún movimiento o ejercicio para recuperar el nivel de activación que le permita volver a la tarea, hasta el siguiente descanso programado.
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