Padres y madres de niñ@s con TDAH se enfrentan con frecuencia a la difícil tarea de tratar de explicar algo a una personita que interrumpe una y otra vez. Esas interrupciones se deben casi siempre a ideas que afloran en el niño, por su falta de control inhibitorio, en el momento más inoportuno. Pueden estar o no relacionadas con lo que el adulto cuenta.
Esta rápida conexión entre ideas se produce de forma natural en los primeros años de vida de cualquier niño debido a la inmadurez de su sistema ejecutivo. Así, observamos respuestas «alocadas» o «desinhibidas» con alto potencial creativo. En los niños con TDAH, con un desarrollo deficitario de las funciones ejecutivas, este tipo de respuestas se producen con mayor frecuencia.
Pero veamos la viñeta…
¿Cómo se desarrollan los hechos?
- Mamá está encantada de mostrarle a Jorgito cómo se prepara la tarta que tanto le gusta.
- Mientras su madre le explica los ingredientes, la mente de Jorgito se embarca en un viaje espacial.
- Mamá consigue que el niño vuelva a la Tierra y, con algo menos de paciencia, le explica cómo debe amasar la masa.
- Pero Jorgito ha regresado al espacio. ¿Y quién puede recriminárselo? La forma de la masa es igualita a la de un cohete cuya velocidad aumenta vertiginosamente hasta… ¡explotar!
- Y con él también explota la masa y el enfado de mamá.
Los adultos no siempre manejamos adecuadamente estas situaciones:
- Nos dejamos llevar por las interrupciones del niño desdibujando el objetivo inicial. Esto puede ser enriquecedor para el niño en el plano emocional (el adulto se adapta a sus intereses), pero no es un modelo de conducta correcto encaminado a la consecución de metas y objetivos concretos.
- Nos enfadamos por las interrupciones del niño e intentamos volver a la tarea original por métodos poco didácticos (amenaza de castigo). Esto puede conducir a la desmotivación por la tarea y teñir de malestar una situación de juego o interacción que debiera ser agradable para ambas partes.
- Coartamos el potencial creativo del niño al ignorar sus planteamientos propiciando una situación de frustración innecesaria.
Nuestra experiencia directa con las familias demuestra que, con independencia del escenario en el que se encuentren padres e hijos, el niño que interrumpe las explicaciones como consecuencia de ideas emergentes e intrusivas (con un claro potencial motivador para él) no logra «deshacerse» de esas ideas con facilidad.
Aunque el adulto crea que el niño ha reconducido su atención hacia la tarea original, es muy probable que alterne la atención entre esa tarea y el pensamiento intrusivo (estímulo distractor interno), por lo que volverá a interrumpir al cabo de un rato o cometerá errores producto de los periodos de inatención.
¿Cómo debemos actuar entonces?
La «técnica de la hoja en blanco» es muy eficaz en estas situaciones. Consiste en proporcionar una hoja al niño en la que anotará, con una palabra clave o un dibujo/icono (dependiendo de la edad), las ideas o pensamientos que emergen durante la explicación.
Una vez que se haya completado la tarea (es decir, cumplido el objetivo), el adulto podrá solicitar al niño que le hable sobre lo que apuntó en la hoja. De esta forma:
- damos salida al pensamiento emergente disminuyendo su capacidad distractora.
- cuidamos la autoestima y los aspectos emocionales del niño que se siente escuchado y valorado.
- le ofrecemos la posibilidad de dar salida a todo su potencial creativo.
Y nosotros mantenemos la calma. Como se suele decir, ¡todos salimos ganando!