Niños y niñas utilizan con frecuencia dispositivos móviles o tabletas como parte de su rutina antes de conciliar el sueño, ya sea para ver cuentos animados o algún capítulo de su serie favorita.
Sin embargo, ahora sabemos que la exposición a las pantallas justo antes de dormir no solo no promueve la relajación, sino que, en realidad, tiene el efecto contrario.
Pero veamos la viñeta…
- Toño practica su actividad preferida: ver la tablet antes de dormir.
- Mamá le recuerda que es la hora de apagar la luz y Toño lo hace de inmediato, porque tiene un truquito: ¡seguir jugando bajo la manta!
- Cuando mamá se da cuenta de lo que ocurre y le quita la tablet es muy, muy tarde.
- ¡Y las horas de sueño pasan rapidísimas!
- Toño tiene la sensación de que le espera un día muy largo. Moraleja: la pantalla siempre a raya.
Qué ocurre cuando engañas al cerebro
Los estímulos persistentes de luz, sonido y movimiento confunden a nuestro cerebro. Ante esta estimulación constante se activan zonas corticales que desencadenan un estado de alerta similar al que experimentamos durante el día.
Después de apagar la pantalla en ese estado de activación, los niños requieren un buen rato para conciliar el sueño. Esto pasa factura a la mañana siguiente en forma de cansancio e irritación.
Cabe recordar que los niños hiperactivos se muestran especialmente activos en el momento de acostarse. Esto, además de generar conflictos en la familia (lo que a su vez aumenta la activación emocional del pequeño), repercute negativamente en la calidad del sueño.
Además de dormir las horas recomendadas, mantener una buena higiene del sueño requiere incorporar algunos hábitos que facilitan la transición entre el estado de alerta diurno y la relajación que precede al sueño:
- Evitar comidas y bebidas estimulantes durante la cena.
- Respetar los horarios establecidos para ir a la cama.
- Retirar las pantallas al menos 45 minutos antes de la hora de dormir.
- Comprobar que nuestro hijo o hija ha bebido agua, ido al baño y preparado los artículos escolares necesario para evitar interrupciones durante la noche.
- Aprovechar un ratito antes de dormir, ya en la cama, para hablar sobre el día, los logros alcanzados, inventar historias o, si lo prefiere, leer.
Recuerda: a tu hijo le espera mañana un día repleto de aventuras y oportunidades de aprendizaje. La falta de sueño afectará a su rendimiento cognitivo (atención, concentración, memoria…) y a su estado de ánimo. Así que demos al sueño de calidad la importancia que merece.