Evaluación de los procesos implicados en el proceso de lectoescritura
En el vídeo de hoy explicamos los fundamentos de la evaluación de los procesos implicados en el aprendizaje de la lectoescritura a través de la prueba Prolexia. En esta ocasión, nos centraremos en cada una de las funciones exploradas al administrar este tipo de pruebas, haciendo especial hincapié en un trastorno que puede entrañar especial confusión: la dislexia.
Hablemos de dislexia
El término dislexia implica cosas diferentes dependiendo del ámbito en el que lo utilicemos.
Desde el punto de vista neuropsicológico hablamos de dificultad para la lectoescritura. Tendremos que identificar, por consiguiente, cuáles son las múltiples causas que subyacen tras esa dificultad.
Desde el punto de vista clínico entendemos que ese diagnóstico está asociado con problemas en el desarrollo de la conciencia fonológica -estrechamente vinculada con el aprendizaje de la lectura-.
La conciencia fonológica es una habilidad metalingüística que permite a los niños (a partir de los 3-4 años de edad) entender que las palabras pueden dividirse en paquetes más pequeños (las sílabas) que a su vez se subdividen en otros aún menores (los fonemas). Este aprendizaje es esencial para poder adquirir la lectoescritura.
Prolexia se centra en el diagnóstico de la dislexia en el entorno clínico: tiene por objetivo valorar posibles dificultades en el desarrollo de la conciencia fonológica.
El test está indicado en dos escenarios:
- niños de 3 a 6 años: nos permite detectar, de forma temprana, signos de inmadurez de la conciencia fonológica.
- niños de 7 años en adelante: revela -dado el caso- una afectación clara que nos permite realizar un diagnóstico certero.
Detección temprana (3 a 6 años)
A través de Prolexia valoramos:
- Memoria de trabajo
- Fluencia
dos funciones congnitivas estrechamente vinculadas con la conciencia fonológica.
Las pruebas de dígitos y repetición de pseudopalabras nos permiten evaluar la amplitud de «span atencional», es decir, la capacidad del niño para retener información auditiva sin pérdida de datos.
Las pruebas de número de sílabas e identificación de palabras diferentes entre otras parecidas nos indican si, además de capacidad de retención, el niño es capaz de manipular esa información. Este es el siguiente componente de la memoria de trabajo y se caracteriza por una mayor complejidad.
Gracias a estos ejercicios obtenemos medidas muy fiables de la memoria de trabajo imprescindible para el aprendizaje de la lectoescritura.
Prolexia incluye también pruebas para valorar la fluencia, es decir, la facilidad del niño para acceder a los almacenes de memoria. A través de estos test obtenemos:
- Variable precisión.
- Variable tiempo.
Delimitamos así el perfil del niño evaluado. Nos encontramos, por ejemplo, con niños muy precisos, pero lentos, o por el contrario, muy rápidos, pero que cometen multitud de errores.
Niños mayores de 7 años
Las pruebas diseñadas para esta franja de edad son similares a las anteriores. Podemos valorar la amplitud atencional y la capacidad manipulativa (pruebas de dígitos, omisión de palabras, sustitución de palabras, deletreo…), pero Prolexia incluye, además, pruebas específicas relacionadas con el aprendizaje de la lectoescritura que nos permiten conocer el desarrollo de la ruta fonológica y la ruta visual a través de la lectura y escritura de palabras y pseudopalabras.
enero 23, 2024
