El trastorno obsesivo-compulsivo o TOC se caracteriza por la presencia, en quien lo padece, de obsesiones, compulsiones o ambas cosas.
- Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos indeseados, recurrentes y persistentes, que la persona experimenta con un grado importante de ansiedad o malestar.
- Las compulsiones son pensamientos u actos repetitivos (lavarse las manos, ordenar, contar, rezar, repetir palabras, etc.) con los que el sujeto trata de reprimir, ignorar o neutralizar la ansiedad que le generan esas imágenes o pensamientos intrusivos. La persona reacciona ante la obsesión con una serie de actos repetitivos cuyo propósito es reducir la ansiedad o evitar un suceso o situación temidos.
No hay vinculación lógica entre los actos realizados (compulsiones) y los pensamientos que se pretende neutralizar con ellos (obsesiones) y, por lo general, el alivio obtenido suele ser de escasa duración. Dada la incapacidad para controlar los pensamientos obsesivos y las compulsiones que estos desencadenan, este trastorno interfiere notablemente en las actividades personales, profesionales y sociales de quien lo padece y, por consiguiente, en su calidad de vida.
Lamentablemente, es cada vez mayor el número de niños y jóvenes que llega a nuestro gabinete experimentando esta sintomatología. A diferencia del adulto, que tiene clara la causa de sus compulsiones («abro y cierro la puerta veinte veces, porque de lo contrario me sucederá algo que no deseo»), los niños no son capaces de identificar lo que provoca su compulsión. Un niño podrá abrir y cerrar la puerta innumerables veces sin poder relacionar este acto con el pensamiento intrusivo que le genera ansiedad. Aunque las compulsiones son evidentes, no es fácil identificar la obsesión que las desencadena.
febrero 7, 2024
