La disgrafía puede tener su origen en un trastorno de lateralización, de eficiencia psicomotriz o de expresión gráfica del lenguaje.
Diferenciamos entre las disgrafías adquiridas (lesión neurológica posterior al aprendizaje de la lectura como resultado de un traumatismo o accidente cerebral) y las disgrafías evolutivas (dificultades en el aprendizaje de la escritura sin razón objetiva para ello).
Dentro de las disgrafías evolutivas encontramos:
Disgrafía fonológica: se ve afectada fundamentalmente la vía fonológica. El niño tiene mayores dificultades para escribir pseudopalabras que palabras y es frecuente la lexicalización (transforma las pesudopalabras en palabras con las que está familiarizado).
Disgrafía superficial: se ve afectada la ruta léxica. El niño escribe correctamente las pseudopalabras y las palabras de ortografía no arbitraria. Experimenta problemas, sin embargo, para escribir palabras irregulares con ortografía arbitraria, lo que le lleva a cometer múltiples errores ortográficos. Presente, además, dificultades para escribir palabras homófonas o poligráficas y escribe con lentitud.
Disgrafía mixta: es la más habitual ya que las dificultades para adquirir una ruta dificultad el aprendizaje de la otra.
Signos de alarma
- Alteraciones en la forma de las letras.
- Irregularidad en el tamaño de las letras.
- Espaciamiento deficiente e irregular entre letras, palabras y renglones.
- Inclinación del papel inestable o defectuosa.
- Sujeción (pinza) incorrecta del lápiz o presión inadecuada sobre el papel con la otra mano o ambos.
- Trastorno en la fluidez del ritmo escritor.
- Dificultades en la estructuración espacial.
- Alteraciones tónico-posturales.
Posibles causas:
- Dificultades en la motricidad fina.
- Problemas de lateralidad.
- Deficiente integración del esquema corporal.
- Metodología inadecuada: primar la velocidad del trazo, no prestar atención a la forma en como el niño sujeta el lápiz, no corregir posturas forzadas en el niño zurdo (posición de gancho)…