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La planificación de las tareas escolares

La planificación es imprescindible cuando hablamos de realizar tareas escolares con un niño con TDAH. La acción de planificar tiene en cuenta las capacidades que le resultan más costosas: mantener la atención y la concentración por periodos prolongados, controlar estímulos distractores, inhibir la respuesta motora, demorar la recompensa, gestionar tiempos…

Sin embargo, no acostumbramos a planificar en función de las características específicas del niño o niña. Las tareas escolares se transforman entonces en un campo de batalla diario en el que nuestros hijos terminan convencidos de que todo lo hacen mal, sensación que reforzamos involuntariamente. Esa asociación repetida de «deberes = conflicto» dispara la aversión del niño hacia todo aquello que huela a tarea escolar.

Merece la pena dedicar tiempo a la planificación porque:

▶ Evita la aversión al momento de las tareas.

▶ Aprovecha la ocasión para que los niños aprendan estrategias de mejora de la autonomía.

Inicialmente nos encargaremos de planificar con el niño o la niña, permaneciendo a su lado para comprobar que todo se desarrolla según lo previsto, aunque con el claro propósito de que aplique las estrategias de forma autónoma tan pronto las haya interiorizado.

Grosso modo, la planificación consistirá en lo siguiente:

1️⃣ Predisposición: sabemos que esto es algo complejo para el niño, así que facilitémosle la adopción del «modo esfuerzo» retirando de la mesa cualquier posible distractor, siempre con su ayuda. Tiene que saber qué se está haciendo y por qué, ya que de otra forma no incorporará ese aprendizaje.

2️⃣ Tiempo pautado: en función del tiempo que el niño pueda mantener la atención. Transcurrido ese tiempo intercalaremos descansos con actividad motora (moverse, bailar, ejercicio, etc.) y modificación de la temperatura corporal (lavándose la cara, mojándose la nuca o tomando un vaso de agua, por ejemplo). Ambas actividades activan el lóbulo parietal encargado de mantener la atención.

3️⃣ Todo el material necesario a mano: evitaremos así motivos o disculpas para levantarse fuera de los tiempos de descanso pautados.

4️⃣ Refuerzo positivo: una vez realizadas las tareas escolares según el planteamiento citado, daremos el refuerzo positivo que previamente hayamos acordado. No tiene por qué ser un premio. Puede consistir en bajar al patio, un juego de mesa con mamá y papá o cualquier otra cosa que le motive.

5️⃣ Monitorización: mientras el niño no automatice este proceso, los padres deben monitorizarlo hasta que pueda hacerlo solo.

Y recordad: hacer las tareas con nuestros hijos no puede convertirse en una situación de examen. Facilitémosles las cosas para que haya éxito (ya sufren suficientes fracasos a lo largo del día). La tarea tienen que hacerla ellos, pero debemos aportarles las ayudas necesarias para minimizar los errores.

No se trata de plantear retos, sino de solventar sus dudas.

 

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