Entre los dos y tres años de edad, el cerebro infantil madura a velocidad de vértigo y se convierte en una esponja que absorbe ingentes cantidades de información. En esta labor de adquisición y maduración, el juego es una eficaz herramienta por su capacidad de motivación. Es, podríamos decir, la tarea fundamental a la que debe dedicarse el niño durante su infancia: a través del juego desarrolla su cognición y aspectos sensoriales, descubre las emociones, reproduce situaciones cotidianas que le permiten aprender a desenvolverse de forma adecuada en el mundo que le rodea y forja, en definitiva, la que será su personalidad futura.
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Estimulación del lenguaje a través del juego: el papel de los padres
Cuando hablamos de estimular el lenguaje del niño, es importante tener en cuenta tres aspectos de relevancia práctica:
- el lenguaje posee un carácter marcadamente social,
- los niños aprenden fundamentalmente por imitación (por modelo), y
- el aprendizaje es mucho más eficaz si la experiencia resulta divertida (es decir, si adopta la forma de juego).
A la vista de lo anterior, son muchas las oportunidades y herramientas con las que contamos en nuestro día a día los padres, como principal referente y modelo del niño, para estimular la comprensión y expresión del lenguaje de nuestros hijos. Esta estimulación será aún más efectiva si las actividades lúdicas se adaptan a los intereses del niño y son compartidas por familiares o amigos.
A continuación enumeramos algunas de estas actividades. Obviamente, se trata de un listado meramente ilustrativo y será cada padre o madre quien, en función de las preferencias de su hijo y el nivel de desarrollo lingüístico, identifique la actividad y el momento más adecuados para favorecer ese desarrollo:
- Cantar canciones realizando gestos para que el niño los imite (aplausos, decir «hola» y «adiós» con la mano…).
- Reproducir sonidos de la vida cotidiana (onomatopeyas) ayudándonos de juguetes, tarjetas con fotografías o dibujos, utilizando el propio cuerpo…
- Manipular objetos con distintas formas, colores, texturas, olores…
- Jugar al escondite con objetos.
- Buscar y reconocer a personas o familiares a través de fotografías.
- Jugar a adivinar nombres de personas, animales, objetos o partes del cuerpo.
- Leer cuentos designando los distintos personajes que aparecen en las ilustraciones o las acciones que realizan, emplear onomatopeyas, pasar juntos las páginas, etc.
Una sencillas reglas nos permitirán sacar el máximo partido de este tiempo dedicado a nuestros hijos:
- Facilitar la atención conjunta haciendo que adulto y niño compartan el mismo foco de interés.
- Exagerar los gestos y el tono de nuestra voz para llamar la atención del niño.
- Fomentar el contacto ocular.
- Respetar los turnos de intervención (ser pacientes y dar tiempo al niño para que elabore la respuesta).
- Elogiar las producciones del niño: acoger los pequeños logros de nuestro hijo con entusiasmo le motiva para seguir aprendiendo y le anima a enfrenarse a nuevos retos.
Macarena Santangelo (Logopeda)