Sin lugar a dudas. La intervención quirúrgica soluciona el problema anatómico pero no el funcional. El movimiento de la lengua ha permanecido restringido durante largo tiempo y ahora es necesario que ésta recupere su movilidad, tonicidad y correcta posición. Por otra parte, el niño tiende a contrarrestar las dificultades que le ocasiona el frenillo sublingual con movimientos compensatorios que puedan generar patrones y hábitos incorrectos que es necesario corregir. Por lo general se recomienda mantener la terapia durante los dos meses siguientes a la intervención.
Es importante comenzar la rehabilitación logopédica tan pronto como se pueda tras la operación puesto que si dejamos que pase el tiempo la cicatriz pierde elasticidad, impidiendo de nuevo el libre movimiento de la lengua.