No siempre. El trastorno por déficit de atención e hiperactividad mejora progresivamente con la edad, a medida que maduran las funciones cognitivas del niño. Sin embargo, un alto porcentaje de niños con TDAH (se estima que entre el 50 y el 75%) seguirá padeciendo esta patología de adulto.
Los síntomas características del TDAH infantil (hiperactividad, impulsividad e inatención) se manifiestan de forma diferente en el adulto, por lo que no siempre es fácil reconocerlos en la persona que no ha sido correctamente diagnosticada en la edad escolar.
En el TDAH adulto, por ejemplo, es menos patente la hiperactividad física (que es sustituida en muchos casos por una «hiperactividad interna» en forma de sensación de inquietud interior y dificultad para relajarse). La impulsividad también experimenta cierta mejoría con la edad, aunque es muy posible que el TDAH muestre reacciones desproporcionadas ante pequeñas contrariedades, dificultad para enfrentarse a situaciones que exigen paciencia, incapacidad para controlar la ira, baja tolerancia a la frustración e inestabilidad emocional.
La inatención, sin embargo, se mantiene durante toda la vida del adulto TDAH y puede perjudicar notablemente su rendimiento académico y laboral. La falta de atención le lleva a cometer numerosos errores, olvidos y despistes, le impide planificar y organizar su tiempo, establecer prioridades entre actividades y, en general, ejecutar correctamente tareas que requieren concentrarse y mantener una atención sostenida.
Padecer TDAH no tiene por qué ser sinónimo de fracaso y son muchos los TDAH adultos que disfrutan de una vida laboral y social satisfactoria. Sin embargo, un correcto diagnóstico y tratamiento en la edad infantil evitará situaciones de riesgo y, probablemente, muchos años de sufrimiento a la persona que lo padece.
marzo 25, 2015
