Lo primero que debemos comprobar en estos casos es la audición del niño ya que puede que la ausencia de atención al estímulo sonoro se deba a pérdidas auditivas (ya sean congénitas o adquiridas). Una vez que hayamos establecido si existe o no un problema auditivo, se deben poner en marcha los mecanismos pertinentes para, o bien estimular la vía auditiva y desarrollar la percepción, o bien determinar si se debe a problemas relacionados con la cognición. Lo mejor en estos casos es consultar con el especialista para evitar retrasos en el desarrollo del niño.
¿Debo preocuparme si mi hijo no atiende a su nombre?
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