«Dedico tanto tiempo del día a mi hijo (o hija) que no encuentro un momento para mí». Esta es una frase recurrente, sobre todo entre las madres que acuden a nuestros talleres de familias.
Los niños con trastornos del neurodesarrollo están más expuesto al fracaso sistemático, por lo que requieren mayor atención por parte de los padres, para empezar en el ámbito académico, pero no únicamente. Las madres suelen creer que tienen más paciencia y empatía, lo que les lleva en ocasiones a pecar de exceso y acaparar tareas. Así que, punto primero: si hablamos de familias biparentales, tenemos que aprender a organizar y delegar responsabilidades.
Conviene que tengas en cuenta que los niños con TDAH son muy sensibles y captan las emociones antes de que tú misma seas consciente de ellas, así que es muy probable que tu hijo o hija se sienta mal porque esté recibiendo información no verbal (tono de voz, expresión corporal, gesto de cansancio…) que le indica tu estado de ánimo. Cuando esto ocurre, la situación comienza a ser contraproducente.
Poder repartir las tareas con otra persona es de gran ayuda, porque enfocas las cosas de otra forma; te sientes más fresca y menos irritable. Este reparto también beneficia al padre, porque tiene la sensación de asumir responsabilidades en lugar de permanecer al margen de la educación de sus hijos.
Limitar los tiempos es otra estrategia adecuada. Gran parte del tiempo que dedicamos a hacer tareas escolares no es eficaz, porque el niño ya no rinde en absoluto. Merece la pena establecer periodos de estudio más cortos y fructíferos, que tengan en cuenta el tiempo que el niño es capaz de mantener la atención.
Aconsejamos asimismo cambiar los roles de los padres. Es muy probable que tu pareja te sorprenda y descubras que algunas cosas que creías que tu hijo haría mejor contigo resultan mucho más sencillas cuando las hacen entre ellos.
Por supuesto, debes mantener conversaciones realistas y explicar a tu hijo que estás cansada, pero no por él. Desvincula tu cansancio de tu hijo: él no es el problema, sino la cantidad de tareas que tiene que hacer y que no están adaptadas a sus necesidades. Que el niño comprenda que llegado el momento de hacer las tareas escolares, lo que más te gusta es él.
Y, por último, aprende a relativizar. Todos los padres de niños con trastornos del neurodesarrollo o del aprendizaje tienen que hacer frente a una carga ingente de tareas escolares para ayudar a sus hijos. En algún momento es necesario decir «Por hoy se ha acabado y toca jugar». Por tus hijos y por ti.