Alexitimia: una vida carente de emoción
Hace algunos años, en el curso de una cena, narraba una amiga británica una anécdota con la que pretendía ilustrar el carácter organizado y, de paso, la «cabezonería» de John, su marido. En una visita a España –cuando esta aún no pertenecía a la Comunidad Europea–, la pareja se vio en la necesidad de cambiar libras por pesetas, por lo que acudió a una
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