La Dra. Elaine N. Aron, psicóloga, investigadora y referente obligado en el estudio de las personas altamente sensibles (PAS) plantea un ejemplo ilustrativo extraído del mundo natural: el comportamiento del ciervo NAS frente a su homólogo no NAS.
¿Qué hará el ciervo altamente sensible para saciar su hambre? Su sistema inhibitorio evitará la acción inmediata, así que antes de nada prestará atención a los ruidos y movimientos de la vegetación para descartar la presencia de depredadores. Verificará a continuación si el lugar está lo bastante protegido. Por último, identificará las posibles vías de escape.
¿Cómo actuará un ciervo no NAS? Sin duda, abalanzándose sobre la deliciosa hierba antes de que se le adelanten otros congéneres.
¿Cuáles serían las consecuencias de ambos comportamientos? De haber un depredador cerca, el ciervo no NAS probablemente no sobrevivirá. En cambio, nuestro precavido ciervo NAS conservará la vida. En ausencia de depredadores, es poco probable que el ciervo NAS consiga sobrevivir, en particular si el alimento escasea, porque cada vez que quiera pastar, otro ciervo se le habrá anticipado.
¿Acción o reflexión?
Cabe destacar la importancia evolutiva del sistema inhibitorio. Nuestro cerebro dedica gran parte de su actividad a «inhibir» y «desinhibir» o, dicho de otra forma, a decidir entre «actuar» o «no actuar». Esta decisión está muy relacionada con la sensibilidad o insensibilidad. Los niños altamente sensibles tienen un potente sistema inhibitorio. Su sistema nervioso es capaz de captar gran número de estímulos, por lo que deben inhibir la entrada de estimulación para ser funcionales.
El niño no altamente sensible, por el contrario, tiene más desarrollado el sistema activador (aquel que nos predispone a la acción). Alcanzar el equilibrio entre ambos sistemas -inhibitorio y activador- sería lo ideal, pero en el niño NAS es mucho más potente el primero. Esto hace que sea observador, analítico y precavido, en tanto que el niño no NAS tiende a actuar. El entorno cultural puede potenciar un sistema u otro. En nuestro mundo occidental se fomenta el comportamiento activo frente al analítico.
Como vemos en el ejemplo del ciervo, el rasgo de la alta sensibilidad no es problemático per se. Todo dependerá de las circunstancias. Trasladado al ámbito del ser humano, podemos decir que los problemas surgen cuando el niño NAS tiene que encontrar su lugar en un entorno en el que la gran mayoría de sus congéneres son «no sensibles». ¿Qué ocurre entonces?
Consecuencias del rasgo de la a.s. en un entorno no «NAS»
Introversión/aislamiento
Precaución extrema
Falta de atención
Miedo
Problemas de conducta
Sufrimiento con el dolor ajeno
Ansiedad/depresión
Algunas aclaraciones…
¿Por qué se aísla un niño altamente sensible?
Tenemos un niño con un bajísimo umbral perceptivo, capaz de procesar todo tipo de estímulos externos e internos a un nivel muy profundo. Esta continua sobreexcitación provoca malestar. ¿Cuál es la reacción típica del niño que quiere evitar la sobreestimulación?: aislarse.
Esto puede llevarnos al primer error de apreciación. «Mi hijo busca estar solo; no quiere estar con otros niños» -pensamos- y surgen entonces los primeros temores: carece de habilidades sociales o, lo que es peor, muestra rasgos del espectro autista.
Pero lo cierto es que los niños con alta sensibilidad no tienen ningún problema de sociabilización. Al contrario, son muy empáticos y se preocupan por los demás. La sobrecarga estimular es la causante de que busquen grupos muy pequeños o simplemente se aislen. Es típico que el niño NAS limite sus interacciones a una o dos personas. Prefiere mantener relaciones profundas con muy pocos amigos que formar parte de grupos más amplios en los que la conexión es más superficial.
El niño NAS extrema las precauciones
El niño NAS percibe, en cualquier situación, un maremágnum de estímulos que pasan desapercibidos para el resto. Con tanta información preliminar, puede anticipar situaciones de riesgo de las que no son conscientes los otros niños. Esto hace que sea cauto, precavido.
La dificultad de decidir
Volvemos a lo mismo: el exceso de información, porque ¿de cuántos estímulos hablamos? Es muy distinto decidir a partir de una cantidad limitada de estímulos (es decir, información muy concreta), que tener que hacerlo sopesando profusión de información. El niño NAS está sometido a una «sobrecarga informativa».
¿Falta de atención y perseverancia?
Algunos niños no logran focalizar la atención en un estímulo concreto debido a alteraciones del neurodesarrollo. En los niños altamente sensibles estos comportamientos no son achacables a un trastorno atencional, sino a la ingente cantidad de información que reciben a través de todos los canales sensoriales. Centrarse en un estímulo concreto, en ese abarrotado campo de percepción, les resulta difícil o, como mínimo, les obliga a dedicar a esa tarea numerosos recursos atencionales.
Problemas de conducta
Los niños NAS reaccionan llorando a la inestabilidad y malestar que les genera la sobrecarga estimular. Son, por lo general, bebés llorones desde que nacen, con hipersensibilidad auditiva y capaces de seguir atentamente cualquier estímulo con la mirada.
¿NAS o no NAS?
Como podemos observar a partir de lo descrito en los párrafos anteriores, muchas de las manifestaciones del niño NAS pueden confundirse con comportamientos característicos de otros trastornos. El esquema siguiente recoge conductas parecidas con etiologías diferentes.
ATENCIÓN
- NAS: el niño se enfrenta desde que nace a gran variedad de estímulos con una intensidad elevada. Esto provoca la saturación del sistema nervioso y, con ello, la falta de atención. Si limitamos la entrada de estímulos, no tiene problemas para focalizar y mantener la atención.
- TDAH: tiene gran dificultad para diferenciar el estímulo relevante del irrelevante, ya que percibe todos con la misma intensidad, con independencia de su naturaleza. Puede prestar la misma atención al vuelo de una mosca que a la tarea que desarrolla en ese momento.
- TEA: se produce una clara fijación atencional que depende de los intereses del niño. Estos intereses son, debido al propio trastorno, muy restringidos.
PERSEVERANCIA
- NAS: la falta de perseverancia se debe a la constante sobreestimulación. La necesidad de reducir la sobreestimulación genera cansancio. Ese cansancio hace que el niño abandone la tarea. Es habitual que el niño NAS quiera retirarse su habitación para estar solo o se vaya a dormir porque necesita descanso.
- TDAH: el niño con TDAH, en particular si es hiperactivo, se muestra muy reactivo, lo que dificulta el comportamiento perseverante. El déficit en las funciones ejecutivas obstaculiza su capacidad para retomar una tarea o monitorizar el pensamiento.
- TEA: el niño con TEA muestra un claro déficit en las funciones ejecutivas debido a una disfunción localizada en el lóbulo prefrontal, visible con técnicas de neuroimagen.
RELACIONES SOCIALES
- NAS: el niño NAS puede ser introvertido o extrovertido, aunque es más habitual lo primero. La tendencia al aislamiento no se debe a la falta de habilidades sociales, ya que su capacidad empática está muy desarrollada.
- TDAH: el niño con TDAH tiene escasa capacidad para detectar las señales sociales. En particular si es impulsivo, tiene dificultades para respetar turnos o se inmiscuye en las conversaciones o juegos, pudiendo provocar el rechazo de los otros.
- TEA: el niño con TEA no se relaciona o se relaciona con dificultad debido a su falta de habilidades sociales, que tienen mucho que ver con la teoría de la mente (la capacidad para entender e interpretar los estados emocionales del otro), y a sus intereses muy restringidos.
Iciar Casado (Psicóloga)
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