Los niños aprenden y perfeccionan el código escrito durante los primeros cursos de Primaria, por lo que la lectura diaria debe ocupar un lugar importante en esta etapa de su vida.
«Cuanto más practican, más aprenden», nos dicen -con razón- los maestros. Pero no siempre es fácil instaurar esta rutina en nuestros pequeños saltamontes. En este post incluimos algunas recomendaciones sencillas que facilitarán las cosas y mucho. La primera de ellas es la lectura compartida de cuentos.
Ningún niño le hace ascos a pasar un buen rato con mamá, papá o los abuelos compartiendo sus cuentos preferidos. Una vez incorporado este prerrequisito, será mucho más fácil instaurar la lectura en voz alta. Esto, a su vez, le ayudará a leer y hablar con mayor soltura ante sus compañeros de clase y, posteriormente, a defender sus argumentos con seguridad en la universidad, en el entorno laboral o en su vida personal.
¿Qué leemos?
La segunda condición indispensable es que la lectura se adapte a los intereses y preferencias del niño. Podemos leer recetas de cocina, cómics, curiosidades de sus animales favoritos, la nota dejada por el abuelo o el resumen de la película que veremos en el cine.
¿Cómo leemos?
Intercalando intervenciones: papá lee un rato y después lo hace el niño. O mamá pone voz a un personaje y el niño a otro. No impongamos un tiempo o un número de páginas. Se trata de compartir momentos de diversión, no de convertir la lectura en una aburrida obligación diaria.
¿Cuándo leemos?
Cualquier momento es bueno. Cuando los niños son pequeños, solemos dejar la lectura para el momento de conciliar el sueño, pero la realidad es que el día nos ofrece muchísimas oportunidades para practicarla. El niño está expuesto continuamente al código escrito, ya se trate del envase de los cereales del desayuno o de los nombres de las calles que recorremos hasta llegar a la escuela. Aprovechemos todas las ocasiones en las que nuestro hijo o hija esté receptivo y con ganas de leer.
El niño que se inicia en la lectura descubre un mundo lleno de posibilidades y retos. Leerá con placer, por ejemplo, los carteles con los que se cruza por la calle. Y al hacerlo, no solo se siente orgulloso de sus logros, sino también de despertar la admiración de papá y mamá con sus avances lectores.
Mantengamos ese interés infantil para que le acompañe toda la vida fomentando la lectura de aquellos temas que le interesen. El niño aprenderá mucho más por motivación que por imposición. Y una vez que prenda el placer de la lectura, todo lo demás será coser y leer.