Son muchas las manifestaciones de una posible dislexia.
Por lo general, la capacidad de lecto-escritura, deletreo y comprensión del niño con dislexia es muy inferior a la que cabría esperar en función de su inteligencia y edad cronológica:
- Responde con facilidad en los exámenes orales pero no en los escritos.
- A pesar de su coeficiente intelectual alto, sus calificaciones escolares son deficientes.
- Muestra dificultades de atención y parece soñar despierto o perder el sentido del tiempo.
- Aprende con mayor facilidad a través de la observación y las ayudas visuales.
- Su ortografía es fonética e inconstante y su escritura, con frecuencia, ilegible.
- Muestra escasa habilidad motora fina.
- Piensa en imágenes y no con palabras.
- A medida que pasa de curso, los problemas se agudizan y el niño muestra mayor retraso.
La dislexia se presente en múltiples grados que abarcan desde alteraciones leves a severas que el niño arrastrará en su vida adulta. Independientemente de cual sea la gravedad de la dislexia, la intervención temprana es garantía de éxito.