Una frase habitual entre los padres
Así es: en nuestra consulta oímos con frecuencia el comentario de «no estoy seguro de manejar bien las frustraciones de mi hijo».
A ningún niño le gusta sentirse frustrado, ya que esta emoción se acompaña de sensaciones desagradables.
Como padres, es importante que mantengamos el autocontrol y reconozcamos que habrá situaciones en las que nuestros hijos se enfrenten a dificultades.
Es útil analizar la causa de la frustración, ya que en muchas ocasiones, las frustraciones de los niños están relacionadas con la falta o el exceso de límites, límites poco claros, expectativas demasiado altas o involucramiento en las contraproducentes dinámicas de premios y castigos que pueden ser incomprensibles para los niños (por ejemplo, retirar un premio que han estado recibiendo por un comportamiento determinado).
En terapia, trabajamos con los padres para analizar cada situación concreta y explorar los recursos disponibles. Por ejemplo, si nos resulta difícil gestionar nuestras propias emociones, ¿cómo podremos detenernos, respirar y ayudar a nuestro hijo a manejar su frustración de manera efectiva?