Aprender a controlar los esfínteres es un importante paso en el desarrollo y la educación del niño. Para ello es fundamental que nuestro hijo esté preparado; intentar que deje de usar pañal sin que haya alcanzado el grado de madurez adecuado puede ser contraproducente: lo que debiera ser un proceso natural se alargará en el tiempo y se convertirá en motivo de frustración tanto para el pequeño como sus padres.
Para saber que nuestro hijo está listo debemos fijarnos en él, en su comportamiento, y no compararlo con sus hermanos, primos o compañeros de clase. Cada niño es diferente y sus tiempos también los son. Prueba de ello es la franja de edad en la que suelen dejar de usar pañal: entre los 18 meses y los 36 meses. A partir de los 12 meses, el niño comienza a desarrollar la actividad motora imprescindible para controlar los esfínteres pero, por regla general, hasta los 18 meses no alcanzará la madurez biológica que le permitirá ejercer ese control voluntariamente. En pocas palabras: la exitosa retirada del pañal tiene bastante más que ver con la incorporación de una nueva habilidad por parte del niño que con el proceso de entrenamiento llevado a cabo por los padres. Un entrenamiento precoz o demasiado exigente puede provocar el rechazo del niño y, en los casos más extremos, disfunciones fisiológicas y psicológicas. Como padres, hemos de esperar a que nuestro hijo esté emocional y psicológicamente preparado para incorporar el orinal a su rutina diaria. A continuación enumeramos algunas señales que te indicarán si ha llegado el momento de que tu hijo abandone el pañal:
- Se mantiene seco por lo menos durante 2 horas.
- Hace caca de manera regular.
- Pide el orinal.
- No quiere llevar pañal.
- Avisa cuando va a hacer, está haciendo o ha hecho pis o caca.
- No se niega a sentarse en el orinal.
- Es capaz de comprender y atender oraciones sencillas.
Si cumple con la mayoría —si no todos— de estos indicadores, es casi seguro que haya desarrollado las aptitudes físicas y los conocimientos suficientes para dejar de usar pañal. Madres y padres también tenemos que estar listos para recorrer con ellos este camino. El control de esfínteres es un logro que se alcanza de una manera natural, por lo tanto, debemos acompañar a nuestros hijos en su consecución, de la misma forma que les hemos ayudado a aprender a sentarse, a andar o a hablar; podemos estimularlos y animarlos, pero nunca obligarlos y mucho menos castigarlos si no lo consiguen.
Muy bien, nuestro hijo está preparado, ¿y ahora qué hacemos? No hay un único método infalible, aunque sí podemos proporcionarte algunos consejos:
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Coloca un orinal en el cuarto de baño.
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Con frases sencillas que el niño sea capaz de entender, explícale que a partir de ahora no llevará pañal, y que si quiere hacer pis o caca te avise (o lo haga en el orinal).
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Si la temperatura lo permite, puede resultar práctico que vaya desnudo de cintura para abajo. Si esto no es posible, utilizaremos prendas fáciles de quitar. Es más cómodo: si el niño está apurado, no perderemos o perderá tiempo desabrochando y bajando los pantalones.
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Pregúntale si tiene ganas de hacer pis o caca cuando lleve tiempo sin hacerlo, su lenguaje corporal te indique esa necesidad (por ejemplo: si parece inquieto y se toca la zona genital), antes de salir de casa o de subir al coche para viajar… No es conveniente preguntarle con excesiva frecuencia: terminaremos agobiando al niño y es posible que diga que no tiene ganas solo para que le dejemos tranquilos.
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Anímale a sentarse en el orinal y permanece a su lado; que esos momentos sean entretenidos para él.
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Felicítale siempre que haga sus necesidades en el orinal y dile lo orgullosa u orgulloso que te sientes de él.
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Permítele que toque y mueva el orinal, también que te ayude a limpiarlo. Si siente que forma parte del proceso le resultará más fácil interiorizarlo.
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Cuando salgas de casa, no olvides llevar una muda y los útiles de limpieza.
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El control de esfínteres no es un proceso lineal: pueden producirse retrocesos. Es normal que, aun cuando haya aprendido a controlarlos, se le escape de vez en cuando y se manche. No regañes al niño. Simplemente pídele con naturalidad que te avise la próxima vez que tenga ganas de hacer pis o caca.
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Por regla general, el niño aprende a controlar primero el pis. Es habitual que sufra estreñimiento y también que sienta temor, al fin y al cabo, se desprende de algo «suyo». Habla con él, ten paciencia y apórtale una dieta rica en frutas y verduras.
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Si se niega a usar el orinal una y otra vez, no insistas y déjalo para más adelante. Alrededor de los dos o tres años muchos niños entran en una fase caracterizada porque dicen que no a casi todo. Si insistes es fácil que tu hijo se reafirme en su negativa.
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Aunque haya dejado de usar pañal durante el día, es habitual que el niño siga necesitándolo por la noche, e incluso a la hora de la siesta. Controlar el pis durante el sueño es otro avance en su desarrollo que requerirá algo más de tiempo.
Aparte de lo descrito, podemos estimular en el niño el aprendizaje del control de los esfínteres con algunas acciones sencillas: dejarle que nos acompañe al baño y explicarle con naturalidad lo que hacemos (esto tiene más influencia si a quienes ve es a los hermanos mayores); ver cuentos escritos expresamente para animar a los pequeños a utilizar el orinal o a no tener miedo a hacer caca; o jugar con los muñecos a que se sientan en el orinal.
En resumen, debemos observar a nuestro hijo o hija y, cuando veamos señales de que está preparado, explicarle qué es lo que esperamos de él, animarle a sentarse en el orinal y aplaudir sus logros. Y sobre todo, tener mucha paciencia y disfrutar junto a nuestro pequeño de este paso tan importante en su desarrollo.
Uxue Montero