Basándonos en nuestra experiencia, recomendamos que las familias hablen a sus hijos en el idioma materno de los progenitores. En el caso de familias mixtas, nuestra recomendación es la misma: que cada padre se comunique con el niño en su lengua afectiva.
Si el niño tiene dificultades, estas se manifestarán tanto en una lengua como en otra y, en ocasiones, el bilingüismo puede ser una ventaja, porque el niño utilizará la palabra en el idioma que antes le venga a la cabeza: si nuestro hijo prefiere, inicialmente, utilizar el término inglés «car» en lugar de «coche», ¿por qué no va a hacerlo si así se expresa con mayor soltura?
Retirada de un idioma: solo en caso de dificultades severas
Recomendamos la retirada de uno de los idiomas cuando la dificultad del niño es muy severa y el aprendizaje de dos lenguas complican el pronóstico. De lo contrario, animamos a los progenitores a que sigan hablando con su hijo en ambas lenguas, porque solo así podrán mantener una auténtica comunicación emocional y afectiva con sus hijos.
La comunicación: mucho más que el uso de una lengua
Tengamos en cuenta que la comunicación es un proceso complejo que va mucho más allá del idioma que utilizamos. La lengua solo es una parte de esa comunicación.
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→ ¿Retrasa el bilingüismo la aparición del lenguaje?