La viñeta de hoy, extraída del material para la intervención de niños y niñas con TDAH, se centra en una situación especialmente complicada para estos chavales: la espera. En este ocasión propongo pautas básicas que transformarán un momento de tensión en una ocasión perfecta para trabajar la capacidad de esperar.
¿Qué ocurre en la lámina mostrada?
- Mamá acompaña a Dani al parque para que este juegue con sus amigos.
- En el camino se cruzan con Doña Rosa, a la que llevan mucho tiempo sin ver. Ambas amigas entablan una agradable conversación para ponerse al día.
- Dani, aburrido con la cháchara, escucha el tremendo gol que acaba de meter su equipo… y la impulsividad le traiciona.
Este escenario no siempre termina de forma tan expedita, pero sí suele conducir a situaciones de conflicto, porque los niños se vuelven más insistentes y los papás acaban enfadándose. O puede ocurrir que el niño, al ver que tirando del brazo no consigue su propósito, opte por otro comportamiento más molesto para recabar la atención de los padres y estos terminen accediendo a la petición infantil para zanjar el asunto. Esto no hace más que reforzar una conducta no deseable.
Analicemos algunos detalles de la viñeta teniendo en cuenta las características del niño con TDAH:
- La situación inicial es atractiva para los adultos; no para el niño. A cualquier persona le cuesta esperar. Pongámonos además en la piel de unos chavales que tienen dificultades para inhibir estímulos y controlar los impulsos.
- De repente entra en juego un estímulo potente (los gritos de los jugadores). Se produce entonces el conflicto esperable entre una situación nada motivadora y un estímulo atractivo. La madre dice al niño repetidamente que espere, pero no le ofrece ninguna estrategia para facilitar la espera.
¿Qué debemos tener en cuenta a la vista de lo anterior?
En primer lugar, el adulto debe valorar la conveniencia de prolongar esa conversación o dejarla para momento más propicio. Si opta por lo primero, sería conveniente que contase con una estrategia que le permita afrontar la situación con tranquilidad y aprovecharla para trabajar con su hijo la capacidad de espera.
Dado que cada niño tiene sus propias preferencias e intereses, en nuestro gabinete solemos proponer a los padres determinados reforzadores en función de esas características. Un elemento eficaz puede ser un pequeño cuaderno de dibujo que se ofrecerá al niño en esas situaciones.
¿Por qué funciona este cuaderno?
El niño con TDAH necesita hacer (dibujar, manipular plastilina, hacer construcciones, etc.) para liberar respuesta motora. Cuando el niño dibuja está «haciendo».
Nuestra recomendación consiste, por tanto, en utilizar un elemento (sea el cuadernillo de dibujo o algo más acorde con las preferencias del niño) para facilitar la espera. Una vez cumplido el objetivo propuesto, reforzaremos ese comportamiento de forma verbal («¡Qué bien lo has hecho!»). Ahora sí que puede disfrutar de un emocionante partido de fútbol con sus compañeros.
marzo 13, 2024
