El equipo de BlaBla está inmerso en la preparación de un manual ilustrado en el que se recogen de forma visual y divertida situaciones de la vida cotidiana que son un auténtico quebradero de cabeza para padres y madres. Las láminas incluidas nos sirven para proponemos recomendaciones que mejorarán las dinámicas familiares. «La Caja Boba» inaugura esta serie de vídeos. Esperamos que os guste y, sobre todo, que os facilite las cosas con vuestros hijos, tengan o no TDAH.
¿Qué ocurre en la lámina mostrada?
- Mamá recuerda que la niña no ha hecho las tareas escolares.
- Así que le pide que se ponga con ello. Pero Martita está absorta en la televisión.
- Esta situación se repite cada día y, al igual que cada día, mamá se enfada.
- Como Marta sigue sin prestarle atención, desconecta el aparato sin más miramientos.
- La niña regresa de sopetón al mundo real. Comienza el conflicto: yo grito, tú gritas y todos gritamos.
Conclusión: una dinámica negativa y ninguna predisposición a hacer las tareas.
Analicemos ahora algunos detalles de la viñeta:
- La televisión es un estímulo audiovisual muy potente que mantiene a la niña absorta. Cuando la madre pide a Marta que «haga las tareas escolares» intenta competir con un estímulo que mantiene atrapada a su hija. Y, además, lo hace con pocas herramientas: propone una actividad -las tareas- que difícilmente podrá competir con ese estímulo.
- La niña no reacciona de acuerdo con las expectativas de la madre. Por consiguiente, esta no solo se enfada, sino que atribuye a su hija comportamientos erróneos («no me quiere escuchar», «no me hace caso»), cuando lo más probable es que la niña ni siquiera sea consciente de su presencia.
- La madre reacciona apagando la TV: esto provoca el enfado de Marta y el absoluto rechazo de las tareas.
¿Qué debemos tener en cuenta a la vista de lo anterior?
Si sabemos que nuestro hijo o hija tiene que hacer deberes escolares, lo ideal sería que los hiciese antes y no después de ver la televisión. Por desgracia, los chavales llegan muy cansados del colegio y no siempre podemos hacer lo que en la teoría sería más conveniente.
¿Cómo actuamos entonces para suavizar el paso televisión-estudio?
Sabemos que la TV es un estímulo que atrapa poderosamente la atención, por lo tanto, comentarios del tipo «Te atontas con la tele» no aportan nada (de hecho, sabemos que es así; la televisión atonta y no solo a los niños). Si permitimos que nuestros hijos vean la televisión un rato, tendremos que aceptar que durante ese tiempo permanecerán «embobados». Esto no supone un gran problema, porque vamos a establecer límites temporales.
- Llegado el momento de apagar el aparato, nos sentaremos al lado del niño o la niña, buscaremos el contacto físico (tocándole el hombro o una pierna, por ejemplo) y, una vez que hayamos recabado su atención, le pediremos con un tono natural (sin enfados) que lo apague porque tenemos que decirle algo importante.
La razón de apagar el aparato es la de no competir con ese estímulo.
- A continuación, le recordaremos que hay que hacer las tareas escolares, ofreciéndole la posibilidad de elegir entre un par de opciones (por ejemplo, «puedes apagar el televisor en cinco minutos o cuando acabe el programa», tú decides).
Al hacerles partícipes de esta decisión, pierde el carácter de imposición.
- Si transcurrido el tiempo convenido, el niño no apaga la tele, le recordaremos el compromiso asumido.
Nuestro objetivo es promover una conducta concreta: que sea el niño quien inicie la acción.
- Una vez apagada la tele es el momento de que papá o mamá proporcionen ese refuerzo positivo tan eficaz para instaurar una conducta («Lo has hecho muy bien, qué mayor eres…»).
Con este sencillo procedimiento, la dinámica será mucho más positiva y eficaz. ¡Os animamos a probarlo!