En un planeta globalizado es cada vez mayor el número de empresas que, en su proceso de internacionalización, prefieren enviar a sus propios empleados nacionales a otros países. Debido a esta tendencia, y a la movilidad de la población mundial, crece el número de trabajadores «expatriados», es decir, de trabajadores que permanecen en otros países por largos periodos y, posteriormente, regresan a sus países de origen. O no.
Como estas comisiones de servicio se prolongan con frecuencia durante meses o años, muchos de estos trabajadores optan por llevarse a sus familias y compartir con ellas la experiencia de conocer una nueva cultura. El niño llega al país de destino con su lengua materna y, probablemente, con alguna más aprendida durante sus primeros años vida. Por regla general, se adapta perfectamente a esta inmersión cultural y lingüística y la experiencia resulta muy enriquecedora.
¿Podrá mi hijo aprender otra lengua en un país extranjero?
El cerebro del niño es espectacularmente plástico y moldeable y logra adaptarse a los cambios y, en general, aprender el nuevo idioma con mayor facilidad que los adultos, sobre todo si ese aprendizaje comienza antes de los siete u ocho años de edad. El adulto necesitará, probablemente, realizar un esfuerzo consciente para aprender la nueva lengua ya que su cerebro carece de la capacidad adaptativa innata del cerebro infantil.
Con la familia sumergida en un nuevo contexto lingüístico y adaptada a una nueva lengua vehicular y de trabajo, el niño seguirá utilizando su lengua materna como idioma de comunicación intrapersonal y interpersonal con los miembros de la unidad familiar, porque esta es la lengua en la que expresa sus pensamientos y emociones.
¿Puede mi hijo tener dificultades de aprendizaje si me mudo a otro país?
Los hijos de familias residentes en el extranjero que presentan dificultades de aprendizaje o en el desarrollo del lenguaje también habrían manifestado esas dificultades si viviesen en su país de origen. Por regla general, el bilingüismo o el trilingüismo no tiene por qué ser un problema, pero si el déficit lingüístico es importante, aprender un nuevo idioma será todo un reto para el niño.
¿Qué hago si mi hijo presenta dificultades de aprendizaje estando en el extranjero?
Confiar en que las cosas se corrijan por sí solas o dejar que transcurra el tiempo a la espera de que llegue el momento de regresar al país de origen no es la mejor de las decisiones porque, entre tanto, desaprovechamos la franja de edad de mayor plasticidad cerebral del niño y cualquier intervención posterior será más lenta y menos eficaz. Si el niño necesita ayuda profesional, lo recomendable es proporcionársela y, además, hacerlo en su lengua materna ya que esta constituye la base de su desarrollo cognitivo, lingüístico y emocional.
¿Cómo contactamos con un terapeuta español en el extranjero?
Si nuestra empresa nos envía a Taiwán, pongamos por caso, y nuestro hijo experimenta dificultades de comunicación o aprendizaje, lo primero que hemos de hacer es mantener la calma y contactar con el colegio profesional de logopedas de la zona en la que nos encontremos. Este se encargará de facilitarnos una relación de terapeutas colegiados con indicación de los idiomas en los que pueden impartir terapia. Os sorprenderá la cantidad de terapeutas españoles diseminados por todo el mundo. Si a pesar de ello no encontráis al profesional adecuado o no estáis convencidos del todo, siempre está la opción de la terapia online con un terapeuta español que acompañará a vuestro hijo y a vosotros allá donde vayáis, sin que los cambios imprevistos de destino impliquen un cambio de terapeuta.
¿Cuáles son las ventajas de la terapia online?
Es innegable la eficacia de la comunicación «cara a cara» entre las personas, porque esta es la forma natural de interrelación del ser humano, pero cuando la terapia presencial no es posible, los medios telemáticos nos ofrecen numerosas ventajas:
- Atención a hispanohablantes en cualquier lugar del mundo con conexión a internet.
- Focalización de la atención del niño en la pantalla a través de recursos motivadores.
- Implicación de la familia y del contexto escolar.
- Mayor disponibilidad horaria.
- Actividades y materiales digitales individualizados para cada niño que pueden descargar y trabajar una y otra vez hasta lograr los resultados deseados.
Eva Estrada (Logopeda)