Esperar es una tarea complicada para todos, niños y adultos. El niño todavía no cuenta con un sistema cognitivo y emocional maduro ni tampoco ha desarrollado las estructuras que permiten demorar la recompensa o tener una buena noción temporal. Por ello, esperar, y más aún si la situación es poco estimulante, puede ser una tarea compleja.
Cómo ayudar a gestionar la espera
Si tenemos hijos de 3, 4, 5 o 6 años y nos encontramos en esas circunstancias, debemos ser capaces de ayudarles a gestionar la espera.
- Lo primero que haremos será conectar con ellos y hacerles entender que esperar es una tarea difícil, que a nosotros también nos cuesta y que vamos a ayudarles para que lo hagan muy bien.
- Podemos aportarles algún elemento que les ayude a distraerse, focalizando la atención en algo mucho más motivador para ellos. No tiene por qué ser el móvil o la tablet. Puede ser un simple cuadernito en el que dibujar, plastilina, un puzzle sencillo o un pequeño juguete.
- Una vez que hayamos terminado nuestra conversación y el niño no nos haya interrumpido, será el momento «clave» de ofrecerle el refuerzo positivo que sabemos que le ayudará a superar con éxito la próxima situación de espera.
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