Mi hijo no me mira cuando le hablo
El contacto visual es un aspecto fundamental de la comunicación: es el punto de partida de toda interacción social.
A través del contacto visual transmitimos una cantidad ingente de información: entendimiento, comprensión hacia el otro y, sobre todo, empatía. Es, por tanto, una pieza clave en la comunicación no verbal.
Sin embargo, a muchos niños les cuesta establecer y mantener el contacto visual.
Esta dificultad se ha relacionado con frecuencia con la existencia de un trastorno del espectro autista. Pero no siempre es así. Hay niños tímidos o muy retraídos a los que les cuesta iniciar el contacto visual, o niños inatentos que manifiestan gran resistencia a iniciar o mantener ese contacto, por citar tan solo algunos ejemplos.
No se trata de alarmarnos si el niño no es capaz de conectar o mantener el contacto visual una vez iniciado, sino de analizar cuales son las causas de ese comportamiento. Y para ello debemos contar con la ayuda y orientación de un profesional, porque el tipo de intervención dependerá de las causas.
Actuar sin asesoramiento profesional puede ser contraproducente: en muchos casos, forzar el contacto visual no solo no es beneficioso para el niño, sino que puede repercutir negativamente en su capacidad de comunicación, lenguaje y bienestar emocional.
Iciar Casado (Psicóloga)