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Navidad se escribe con «n» de niño

La Navidad es una época mágica que los pequeños de la casa viven con especial ilusión. Ha concluido el primer trimestre escolar, el espíritu navideño impregna calles y hogares y cada día ofrece multitud de incentivos para aprovechar las vacaciones y hacerlas aún más inolvidables.

Planes para hacer fuera de casa

Que el frío no nos impida salir a la calle; gorro, bufanda, guantes, abrigo y ¡a disfrutar de las actividades navideñas urbanas!:

  • Patinar sobre hielo. Esta divertida actividad está indicada para niños de todas las edades. Las pistas de patinaje disponen, por regla general, de una zona de seguridad dedicada a los más pequeños, y siempre podemos entrar con ellos para echarles una mano. Algunas de estas pistas son verdaderamente ingeniosas –incluso con toboganes para tirarse en trineo–, pero el simple hecho de deslizarse sobre el hielo (un medio poco habitual en nuestra ciudades) constituye de por sí una emocionante experiencia para cualquier niño.
  • Visitar belenes. Seguro que tenemos cerca de casa alguna exposición o representación: belenes de diferentes épocas, materiales, hechos a mano, con figuras infantiles, a tamaño natural, con personajes de carne y hueso… Ya se trate de iniciativas públicas o privadas, estas recreaciones –algunas de ellas de gran minuciosidad y originalidad–, apasionan por igual a niños y adultos.
  • Acudir a un espectáculo. Es raro que la oferta cultural navideña no incluya espectáculos infantiles en estas fechas: magia, musicales, teatro, circo… Los pequeños de la casa lo disfrutarán sin ninguna duda, pero también lo hará el niño que llevamos dentro.
  • Acudir a un centro comercial. Si prefieres un plan más económico, tienes a tu disposición una amplia red de centros comerciales. La mayor parte de ellos organizan actividades infantiles gratuitas y, en cualquier caso, a los niños les encantan sus decorados navideños –generalmente, paisajes invernales repletos de animales–, sobre todo, si incorporan movimiento y música. Si además tienen ocasión de entregar su carta a los Reyes Magos, la visita será redonda.
  • Ver la cabalgata de los Reyes Magos. Este es uno de los momentos mágicos de la Navidad. La ilusión de nuestros pequeños al ver a quienes esa misma noche les dejarán los regalos y el despliegue de personajes, vestuario, música y luces es inmensa. En muchas ciudades es habitual que las organizaciones vecinales de algunos barrios también organicen sus propias cabalgatas. En ellas participan vecinos, negocios y establecimientos de la zona que aportan lo que está en su mano: vehículos, materiales, recursos humanos (encargados de decorar las distintas carrozas) o los caramelos que tanto gusta recoger a los niños. Es posible que estas cabalgatas no tengan la magnificencia de la «oficial», pero ofrecen todo el encanto de la cercanía. Si nuestro hijo tiene ocasión de subir a una de las carrozas (en muchas de ellas admiten chavales hasta completar el aforo), podemos tener la certeza de que recordará esa experiencia durante mucho tiempo.
  • PIN. En muchas ciudades y pueblos se instala durante las fiestas —o parte de ellas— un parque infantil de Navidad, con actividades para los niños de todas las edades: castillos hinchables, trenecitos, talleres, concursos, karaoke, videojuegos… la diversión en los PIN está asegurada.
  • Campamentos de Navidad En ocasiones es complicado compaginar nuestra vida laboral con las vacaciones de nuestros hijos. En este caso, los campamentos navideños son una excelente opción. La oferta de actividades es amplísima, lo que nos permite encontrar aquellas que se adaptan a los intereses y preferencias de nuestros hijos.
  • Proyectos solidarios. Aunque la solidaridad debe estar presente en nuestras vidas a lo largo de todo el año, el periodo navideño es una época especialmente señalada porque estas fiestas revelan con mayor crudeza, si cabe, la precariedad en la que viven muchas familias. Participar con nuestros hijos en campañas de recogida de regalos (campaña navideña de la Cruz Roja, por ejemplo), de alimentos o iniciativas similares, llevará un poco de alegría a estos hogares y enseñará a nuestros hijos a comprender el valor de la solidaridad y la colaboración como mejor se aprenden las cosas: actuando.
  • Aguinaldo familiar. Cada vez es mayor el número de barrios en los que, por mediación de las asociaciones vecinales, establecimientos y familias realizan una pequeña aportación para la adquisición de caramelos o pequeños artículos como globos. Los niños y sus familias recorren portales y tiendas cantando villancicos y ¡recibiendo el aguinaldo allá donde van!
  • Y por supuesto, mantenerse al tanto y participar en otras iniciativas navideñas de las asociaciones vecinales. Como miembro activo de la vida del barrio (en nuestro caso, de Sanchinarro), Logopedia Bla Bla está firmemente comprometida con la promoción de las actividades que sean resultado de la colaboración vecinal. Todo el equipo está convencido de la eficacia de este tipo de iniciativas colaborativas para el sano desarrollo de nuestros niños –en un sociedad en la que la vida de los chavales se circunscribe cada vez más al microcosmos del hogar o de la urbanización en la que viven, y en la que las ocasiones de «pisar la calle real» son cada más restringidas–. Mercadillos vecinales, juegos populares, talleres de mímica, de baile, de creación de chuches caseras, espectáculos de magia: cualquier excusa es buena para que nuestros hijos se relacionen, conozcan y convivan con otros chavales y disfruten de una emocionante jornada en equipo.

Planes para hacer en casa

Pero además de las numerosas propuestas al aire libre, estas también son fechas de vida familiar al calor del hogar. No salir a la calle no tiene por qué ser sinónimo de aburrimiento, sobre todo si tenemos en cuentas las muchas cosas que podemos hacer en casa:

  • Manualidades. ¿A qué niño no le gusta preparar los adornos de casa, diseñar las figuras del belén (incluso con barro que pueden meter en el horno bajo la supervisión de papá o mamá) o personalizar el árbol de Navidad, coloreando, recortando, pegando y utilizando materiales como papel, lanas, retazos de tela, goma eva, reciclados… Preparar postales navideñas artesanales para familiares y amigos también es una divertida y educativa experiencia y, ¿por qué no?, la ocasión perfecta para aprender a producir papel reciclado en casa.
  • Lectura. Leer siempre es una actividad provechosa, y contamos con distintos relatos muy apropiados para estas fechas, tanto clásicos (Cuento de Navidad, La vendedora de fósforos…) como modernos. Nos decantaremos por un formato u otro según la edad de los niños; las versiones ilustradas son un acierto seguro para toda la familia. Además de leer cuentos, podemos inventar relatos o contar anécdotas sobre nuestras propias navidades como, por ejemplo, cómo las vivíamos cuando éramos pequeños. Seguro que les asombrará ver cuánto han cambiado algunas cosas mientras que otras se han mantenido a lo largo de los años.
  • Películas. En esas tardes frías de invierno, ¿a quién no le apetece una sesión de sofá, manta, palomitas y calor familiar? La oferta de películas para estas fechas es extensa: clásicas, de animación, de dibujos animados, de humor… Comprobar previamente que son adecuadas para la edad y los gustos de nuestros retoños es una buena idea.
  • Juegos de mesa. La oferta de juegos es amplísima y adaptada a las preferencias y distintas edades de los niños. O, si somos imaginativos, podemos diseñar nuestros propios juegos. Pero ya se trate de reconocer animales valiéndose únicamente de la mímica o de organizar una animada yinkana, lo verdaderamente divertido es el trabajo en equipo así que ¡cuántos más miembros de la familia participen, mejor!
  • Villancicos. Cantar villancicos es otra divertida actividad navideña. Seguro que los peques han aprendido más de uno en el colegio y están deseando enseñárnoslo y que lo entonemos juntos. A cambio, nosotros podemos enseñarles los que conocemos y cantábamos de pequeños. Una entretenida actividad complementaria es la creación de instrumentos musicales caseros con los que acompañarnos. Desde la sencilla zambomba utilizando un bote vacío, una cuchara de madera y un globo, pasando por unas maracas e incluso una sofisticada guitarra, nuestra imaginación nos abre todo un mundo de posibilidades. Y si nuestra imaginación remolonea, internet puede ser un inspirador aliado.
  • Recetas. Cocinar con nuestros hijos puede proporcionarnos momentos divertidos y provechosos, con la ventana añadida de que luego degustaremos lo que hemos hecho. Podemos optar por las recetas de postres y galletas navideñas. Las casitas de jengibre son muy atractivas para los más pequeños, que podrán montarlas y decorarlas.
  • Clasificación de juguetes. Las Navidades son una época muy útil para inculcar valores a nuestros hijos, como la empatía, la generosidad y la solidaridad. Un ejercicio muy conveniente es que seleccionen algunos de sus juguetes para donarlos. No se trata deshacerse de lo que ya no quieren o no les gusta sino de compartir con aquellos niños que no han tenido la misma fortuna que ellos. Nosotros nos aseguraremos de que lo que donen esté en buen estado.
  • Propósitos para el nuevo año. La Navidad es un buen momento para hacer balance del año, escuchar a nuestros hijos y comprender qué es lo que más y lo que menos les ha gustado. Y de decidir en familia qué queremos repetir y qué preferimos cambiar o mejorar.

Puedes encontrar muchos recursos interesantes en nuestro canal de youtube «BlaBla TV»

 

 

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