La viñeta de hoy refleja una situación cotidiana y temida por muchos padres y madres: la hora de realizar las tareas escolares.
Cómo vemos en la ilustración, mamá trata de explicar a su hija un problema de matemáticas, mientras que ésta, llevada por el aburrimiento, toquetea todo lo que hay sobre la mesa. Cuando la niña, después de las muchas advertencias de su madre, hace un cucurucho con la hoja de los ejercicios, mamá salta con un monumental enfado… para terminar haciendo ella las tareas.
Son muchas las familias que -con ligeras variaciones- nos cuentan esta misma escena diaria. Quienes la viven saben lo desesperante que resulta. Pero las cosas se pueden resolver de otra forma.
Las tareas constituyen un gran desafío para los niños con TDAH
Esto es lo primero que debemos tener en cuenta: hacer las tareas escolares es un reto exigente para los niños con TDAH porque requiere la intervención de aquellas funciones que tienen particularmente afectadas:
- Atención sostenida imprescindible para la ejecución de tareas durante un tiempo prolongado.
- Selección y focalización en el estímulo en el que deben centrar la atención e inhibición de los estímulos distractores.
- Control de la respuesta motora si existe hiperactividad.
- Capacidad de demorar la recompensa hasta terminar las tareas del cole.
- Motivación intrínseca o la satisfacción personal que proporciona el llevar a buen fin una tarea.
Si sumamos a esto el hecho de que, por su dificultad para mantener la atención y desvincularse de los estímulos distractores, los niños con TDAH son mucho más propensos a incurrir en fallos, podemos esperar que el tiempo dedicado a la tarea será mucho más largo que el del niño sin TDAH, con el correspondiente enfado y frustración.
Palabra clave: planificar
¿Qué podemos hacer entonces para ayudar a nuestros hijos? La palabra clave es planificar. Para ello seguiremos los pasos siguientes:
- Eliminar distractores. Aparte de las dificultades a las que hemos hecho referencia, nuestros hijos llegan cansados del cole. Ha sido una larga jornada y, probablemente, no hayan faltado los momentos de frustración. Así que les facilitaremos las cosas eliminando tanto los estímulos internos (hambre, sed, ganas de ir al cuarto de baño,…) como externos (dejaremos en la mesa solo lo que necesitan para trabajar: lápiz, goma, regla y poco más).
- Planificar el estudio. Una vez que hayamos comprobado las tareas pendientes, la pregunta será «¿Por dónde empezamos?». Dado que la atención decae con la fatiga, aconsejamos comenzar por la materia más compleja y dejar para el final lo más sencillo o motivante. El niño o la niña participarán en esta planificación.
- Pautar descansos breves en función de las características del niño o la niña. Si el nivel atencional de nuestro hijo comienza a decaer a los cinco minutos, haremos un descanso transcurrido ese tiempo. Aprovecharemos estas pautas para inyectar un «chute de activación cerebral» mediante dos mecanismos clave: movimiento o cambio de temperatura.
- Señalar dónde se dejó la tarea. Es muy posible que el niño haya olvidado el punto en el que dejó la tarea antes del descanso, así que señalar el lugar con un bolígrafo u otro tipo de marcador evitará pérdida de tiempo a la hora de retomarla.
- Refuerzo positivo cada vez que se produzca un avance con un beso o una frase motivadora.
Es importante que el adulto respalde y monitorice estas pautas inicialmente hasta que el niño vaya incorporando las estrategias. El propósito último es que los padres se retiren y sean los propios niños quienes las pongan en práctica de forma autónoma. Por consiguiente, explicaremos su razón de ser a nuestros hijos.
Se trata de un esquema sencillo que, cumplido a rajatabla, será de gran ayuda para todos.
Este esquema funcionará aún mejor si incluimos la anticipación del error.
Los niños con TDAH están tan expuestos a los errores que cualquier tarea escolar se hace interminable. Así que trataremos de evitar los errores evitables. Si sabemos que el niño o la niña fallará con una palabra cuya ortografía es costosa, lo tendremos en cuenta y le haremos la pertinente observación: nuestro propósito inicial es que se exponga a las tareas con sensación de éxito.
Y no olvidemos el punto de desempeño de nuestros hijos. Habrá días en los que se mostrarán más dispersos o inquietos. Insistir en que hagan las tareas en ese estado no hará más que crear situaciones de conflicto y malestar. Es mucho más eficaz dejarlo por el momento y realizar algún tipo de ejercicio (en casa o en la calle). Una vez que hayan descargado energía y focalizado la atención estarán en mucha mejor disposición para emprender las tareas escolares.