Durante sus primeros años de vida el niño explora y se relacionada con el medio que le rodea a través de la boca: con ella percibe formas, texturas, durezas, consistencia, temperaturas, sabores… un mundo ilimitado de sensaciones apasionantes y un juego agradablemente tranquilizador: ya se trate de su peluche preferido, de la arena del parque o del mando de la televisión, todo se lo lleva a la boca. Que nuestros hijos puedan atragantarse con un pequeño objeto es uno de los temores de todo padre o madre para quienes la seguridad en el hogar puede convertirse en un verdadero desafío, sobre todo, cuando el pequeño comienza a gatear o a andar a su antojo.
Retiramos del alcance de los niños todo aquello que consideramos peligroso: artículos inadecuados por su composición, forma o tamaño. Sin embargo, en ocasiones pasamos por alto un dispositivo particularmente dañino; tanto es así que las propias autoridades sanitarias nacionales han advertido sobre sus efectos letales y también de la frecuencia con que los niños acuden a urgencias por ese motivo.
Los efectos de la ingestión de las pilas de botón (IPB) en el niño están bien documentados en numerosos textos médicos, en los que se hace referencia a este tipo de baterías como paradigma de ingestión muy grave de cuerpos extraños por sus terribles consecuencias. Según el estudio titulado «Paradign for Management of Severe Pediatric Foreign Body Ingestion» (junio de 2016), en las dos últimas décadas se ha observado un claro aumento de la morbilidad y mortalidad por IPB en niños de 4 y 5 años como consecuencia de la presencia generalizada de dispositivos electrónicos y de otros artículos habituales en el hogar (tarjetas musicales de felicitación, velas decorativas, juguetes,…) que las emplean como fuente de alimentación. Las pilas de litio o de óxido de plata tienen por lo general una carga de 3,0 voltios frente a los 1,5 voltios de las pilas alcalinas tradicionales. Y a mayor voltaje, mayores lesiones: bastan menos de dos horas para que se produzcan quemaduras en la mucosa esofágica. Dependiendo del tamaño, de la carga y de la composición química de la pila, su ingestión entraña, además del peligro de asfixia común a todas las piezas pequeñas, otros riesgos adicionales:
- La pila queda alojada en el estrecho esófago del niño. Al entrar en contacto con la saliva y las mucosas, se cierra el circuito entre el ánodo y el cátodo lo que permite la circulación de corriente eléctrica provocando graves quemaduras, además de otras complicaciones (necrosis, fistulación, performación esofágica, hemorragias), o se desplaza y deposita en el aparato digestivo donde libera material tóxico o corrosivo. Los daños dependen del tiempo de exposición y se producen aun estando la pila descargada. Las lesiones pueden seguir agravándose una vez extraída. Entre los síntomas que acompañan a la ingesta cabe destacar el dolor torácico, la fiebre, las náuseas, los vómitos, la salivación excesiva y la hematemesis (vómito con sangre).
- Dado su pequeño tamaño, algunos niños se introducen las pilas por la nariz, que después penetran en el aparato respiratorio.
- La ingestión de la pila puede pasar desapercibida para los padres, en particular si el niño permanece asintomático inicialmente, lo que demora el diagnóstico.
La propia Agencia Español de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición advierte sobre el grave peligro que representan las pilas, en particular las de botón, y aconseja a padres y cuidadores la adopción de medidas de seguridad básicas:
- Comprueba que el dispositivo dispone de un compartimento de seguridad para alojar las pilas (de tornillo, por ejemplo) que impide el acceso del niño a las mismas.
- Verifica la integridad del dispositivo y, en particular, que el compartimento de las pilas está perfectamente cerrado.
- No dejes pilas al alcance o a la vista de los niños y, una vez utilizadas, eliminarlas a través de los canales previstos para ello. Recuerda que incluso las pilas usadas pueden provocar graves lesiones.
- No deposites las pilas en cualquier lugar, aunque consideres que queda fuera del alcance del niño: su curiosidad le lleva a buscar en los cajones o a subirse a las sillas. Mejor guárdalas bajo llave.
- No almacenes las pilas en lugares en los que guardes medicamentos o productos alimenticios, ya que pueden ingerirse por error.
- Presta atención a las advertencias que figuran en los productos habituales describiendo el riesgo asociado al uso de las pilas de botón. En caso de ingesta, será de ayuda el que puedas indicar al personal sanitario el tipo y características de la pila.
- Acude a urgencias hospitalarias inmediatamente si sospechas que tu hijo ha podido ingerir una pila de botón. No dejes que beba, coma ni trates de provocarle el vómito.
- No dejes que el niño se acueste con dispositivos o juguetes que utilicen pilas de botón ni permitas que juegue con estas, siquiera en tu presencia.
Las pilas son un artículo frecuente en nuestras casas, y también se utilizan en los juguetes. A la vista de la gravedad de las lesiones que provoca su ingesta no podemos infravalorar el riesgo que representan para nuestros hijos ni permitirnos el menor descuido.
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– K. Leinwand, DO, D. E. Brumbaugh, MD, R. E. Kramer, MD, FASGE*. Button Battery Ingestion in Children; A Paradigm for Management of Severe Pediatric Foreign Body Ingestions
– Y. Martínez-Criado, A. Millán López, J.C. Valladares, J.C. De Agustín Asensio. Impactación esofágica de pilas de botón en la infancia.
– S. García Martínez, S. Moralo García, S. Reyes Domínguez, F. López Martín. Fístula aortoesofágica por ingesta de pila de botón
– Web de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y nutricion. http://www.aecosan.msssi.gob.es