Sí. Son muchos los factores que intervienen en la disfemia y su evolución, y los factores ambientales, aunque no son los causantes de la tartamudez, sí pueden contribuir a agravarla o ralentizar la recuperación. Si el niño se desenvuelve en un entorno relajado y tranquilo en el que padres y tutores se esfuerzan por seguir determinadas pautas que le aporten seguridad y desdramaticen la situación, utilizando, además un modelo de habla lento y pausado, la probabilidad de que una disfluencia se transforme en una tartamudez establecida se reducen notablemente.
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